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DICCIONARIO FILOSÓFICO

de Centeno

 

 

Pronto podremos subirlo de nuevo a la Red

2.504 páginas de filosofía didáctica

 

 

     Este Diccionario empezó siendo un material didáctico de apoyo, pensado para que mis alumnos de bachillerato lo consultaran en la biblioteca del centro. Y así lo llamaban ellos: El Diccionario de Centeno. Yo no elegí el título, éste surgió espontáneamente de ellos. Ahora bien, es evidente, no obstante, que en un principio pretendía ser (finis operantis) un mero léxico filosófico para que los alumnos salieran del paso a la hora de hacer sus ejercicios y sus lecturas de filosofía

Sin embargo, ha terminado siendo algo diferente (finis operis). Sobre todo cuando decidí “subirlo” a Internet. Como ahí no hay problemas de espacio, se ha ido agrandado tanto que algunas entradas son verdaderos artículos que han dejado de ser operativas como meros elementos de consulta.

    A pesar de todo, sé que ha sido consultado en todos los países de habla hispana. Como resultado de esas consultas he recibido múltiples correos llenos de elogios y también de críticas y precisiones de muchos lectores, sobre todo de ultramar. También, incluso, de algunas universidades europeas, lo cual me ha llenado de orgullo. Eso, en verdad, es lo único que me ha animado a continuar con él para ir mejorándolo y ampliándolo. Y al intentarlo he comprendido que es una labor titánica, inabarcable e inacabable para una persona sola. No obstante, eso no me ha desanimado. Por eso ahora he decidido volver a recorrer el camino inverso, convertir lo que era un instrumento digital, en un instrumento vegetal, es decir, editarlo en papel. Necesitaba hojearlo.

   No quisiera por ello que desapareciese de la red, todo lo contrario, seguiré trabajando en él. Pero no llegará un tiempo en el que se pueda decir que esto esté acabado, no conozco el significado de tal término aplicado a la filosofía, pero lograré, si acaso, que esté medianamente operativo. La tarea del filósofo es infinita. Pero, como filósofo, no sé por qué habría de asustarme, también lo es la del científico, el abogado, albañil o fotógrafo... En cualquier caso, cuando inicias en solitario un proyecto necesariamente infecto e imperfecto como éste, no divisar horizontes por ningún lado, produce cierto vértigo y desasosiego. Quiero decir que el resultado, a pesar de lo voluminoso que pueda parecer, sigue siendo provisional. Eso convierte esta publicación en un atrevimiento por mi parte, pero aun así la he considerado necesaria.

    Será por todo eso posiblemente por lo que cada vez que entro en el Diccionario para completar o modificar algún término me asaltan aquellos conocidos versos de Pessoa que dicen:

 "Tudo que faço ou medito

 fica sempre na mitade.

 Querendo, quero o infinito

 fazendo, nada é verdade".

 

 

 

 

 

 

 

 

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